sábado, 9 de octubre de 2010

* JERUSALEN


Parece una amarga ironía que a esta ciudad se le llame "Princesa de la Paz". Desde hace dos mil años no ha habido paz en Jerusalén, la ciudad en que aconteció la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. En ningún lugar santo del mundo han corrido tales ríos de sangre como aquí. En ningún lugar se ha luchado con tal ardor, se ha odiado tan profundamente como en la pequeña ciudad en las calvas, grises colinas rocosas de las montañas de Judá. Tres religiones mundiales -judaísmo, cristianismo e islamismo- hicieron de ella la manzana de la discordia de su creencia. Sin embargo, tampoco en ningún lugar se han realizado tantas oraciones como en Jerusalén. El motivo de las rencillas acerca de Jerusalén fue siempre la exageración de una virtud, la virtud de la piedad. 

Desde los días de Jesucristo, la ciudad ha sido conquistada once veces y destruida totalmente cinco. Mas sus ruinas siguen guardando los recuerdos del pasado, aunque, según opinión de los arqueólogos, la Jerusalén bíblica descansa bajo una capa de cascotes de 20 m de altura. Por ello resulta tan problemático querer reencontrar, como viajero de hoy, la Jerusalén de hace 2000 años. En el año 70 d.de J.C. ocurrió lo que Cristo había predicho: "Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de las naciones." Las legiones de Tito hicieron que la ciudad cayese pasto de las llamas. Al mismo tiempo se roturaron completamente sus alrededores en un radio de 18 km, convirtiéndolos con ello en un desierto calcáreo que aún subsiste hoy. Se derribó la triple muralla, se destruyó y se mancilló el templo de los judíos. 

Más tarde, los romanos destruyeron totalmente sus pobres restos, cuando los judíos intentaron desprenderse del yugo romano, bajo las órdenes de Ben Kochba (nombre transmitido hasta nosotros por medio de los "rollos del Mar Muerto"). Adriano fundó, sobre las ruinas, una nueva ciudad, Aelia Catolina. Doscientos años más tarde llegó desde Bizancio la piadosa emperatriz Elena para buscar los lugares santos. Buscó y halló el Santo Sepulcro. Desde ese instante, Jerusalén se convirtió en juguete de la historia. En el año 614 fue destruida por los persas, en 637 conquistada por el califa Omar, en 1072 por los seljúcidas, en 1099 por cruzados cristianos. 

En el año 1187, el sultán Saladino volvió a arrebatar la ciudad a los caballeros francos, en 1617 asaltaron sus muros turcos osmanlíes. En 1917 entró en la ciudad el ejército inglés. Y desde 1948, Jordania e Israel luchan denodadamente por la posesión de la "Ciudad Santa". Por mediación de las Naciones Unidas se concertó un armisticio. Ambos contrincantes se quedaron con la parte de la ciudad que en aquel momento ocupaban. Surgió una frontera tan casual como absurda. Una salvaje franja con barreras antitanques y alambres de espinos dividió lo que durante milenios había sido una unidad. Un solo acceso unía ambas partes de Jerusalén: la Puerta de Mandelbaum. 

El Muro de las Lamentaciones:
Los jordanos prohibieron a los judíos rezar ante el máximo santuario del pueblo hebreo, el Muro de las Lamentaciones. Este muro es el último resto del templo destruido por los romanos. Está compuesto de gigantescos sillares de hasta 1,80 m de alto y 11 m de largo. Once hiladas están cubiertas por las ruinas, catorce aún son visibles. Desde la "guerra relámpago" de Israel en la península de Sinaí en junio de 1967 y la conquista de la ciudad antigua de Jerusalén, los judíos piadosos pueden volver a cumplir sus oraciones ante el Muro de las Lamentaciones. 


Los viernes y días de fiesta, hombres de largas barbas grises besan las piedras, llorando la destrucción del templo. ¨Podrán arrodillarse también ante el Muro de las Lamentaciones en el futuro? Nadie conoce aún la respuesta. Aún no ha llegado a su fin la tragedia de la "Ciudad Santa". 

 Jerusalén (Yerushaláim) en hebreo: ירושלים
El juramento del salmista: “Si me olvidare de tí, oh Jerusalén, olvide mi diestra su destreza” (Salmos 137:5).

Jerusalén, en los montes de Judea, establecida hace 3.000 años por el Rey David como capital de la nación judía, es hoy la capital moderna del Estado de Israel, no reconocida mundialmente.

Los judíos han vivido en Jerusalén continuamente por cerca de dos milenios, constituyendo el grupo más grande de habitantes allí desde la década del 1840. Hoy en día, la población total de Jerusalén es de aproximadamente 758.300 habitantes, de los cuales 530.400 son judíos, 204.100 son árabes y 14.700 cristianos. 

Jerusalén moderna está dividida en dos partes: Jerusalén occidental, que ha sido parte del Estado de Israel desde el establecimiento del país en 1948 y Jerusalén oriental, que perteneció a Jordania desde 1948 a 1967, cuando fue formalmente anexada por Israel.

Jerusalén occidental comprende la mayor parte judía de la ciudad, incluyendo el centro moderno de la ciudad, y es en muchos aspectos un tributo al crecimiento económico y la prosperidad de los cuales ha gozado Israel desde su fundación, caracterizados por sus frondosos suburbios (Mishkenót Shaananím, Mea Shearím, Majané Yehuda, etc.), elegantes cafés y profusa vida nocturna.

Jerusalén oriental, en contraste, ofrece encantos muy diferentes. Mayormente árabe, tiene un ritmo de vida más relajado y mercados callejeros en lugar de centros comerciales. 
La mayoría de los puntos principales de Jerusalén se encuentra en la Ciudad Vieja, en esa pequeña área de tierra de menos de 1 km² (80 hectáreas) llena de laberintos de calles encerradas entre murallas de piedra caliza que datan del siglo XVI y el reinado del gobernador otomano Suleimán el Magnífico.
 La Ciudad Vieja está dividida en barrios nombrados según las cuatro comunidades que la habitaban en la Edad Media: árabes, judíos, cristianos y armenios.

No sin razón causa Jerusalén tan tremendo impacto, tanto localmente como a nivel internacional. Para los judíos, Jerusalén siempre ha sido “La Ciudad Santa”. El Muro de los Lamentos al pie del Monte del Templo es todo lo que resta del segundo templo de Jerusalén y es el lugar de culto más importante del judaísmo.

Realmente resultaría maravillozo poder visitar nuevamente a la ciudad del Rey, Jerusalen. 
   
 JL Director de este blog, en plena conferencia de caracter moral y espiritual, nótese las mujeres aparecen con la cabeza cubierta a diferencia de los varónes en una clara reverencia a lo establecido en el sagrado escrito la Biblia.

Todos los años se realizan los viajes de peregrinación a Tierra Santa, permita que usted y los suyos hagan este inolvidable tour a la tierra de nuestro Salvador y Redentor, Cristo Jesús.  Mas informes en este blog.

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